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lunes, 23 de febrero de 2015

Sinsajo, 1ª parte (2014). Estirando el guión, que se acaba el negocio.


Buttercup. Junto a Lúculo, el gato de Apocalipsis Z, los personajes favoritos de Sabela y Narnia
 
Todo lo bueno se acaba. Eso es algo que los lectores tienen asumidos y pueden quedar satisfechos con un final adecuado para sus libros favoritos. Pero  los productores de cine no lo tienen tan asumido, y mientras  buscan la siguiente franquicia, procuran estirar lo que pueden el final de la anterior. El desenlace de Harry Potter se alargó dos años de esta forma, el de Crepúsculo (porque aunque no la haya visto, ni ganas, también entra en el saco) también, y ahora a Los juegos del hambre le toca seguir el mismo tratamiento. De una forma igual de obvia que las demás, llamando a  esta entrega directamente “Sinsajo 1ª Parte”.
 

Esta vez, la situación es muy distinta a la que se planteaba en las dos películas anteriores: los juegos del hambre se han acabado con el comienzo de la revolución. Katniss, su familia, su amigo Gale  y unos pocos supervivientes de su Distrito y los últimos Juegos se encuentra ahora en el Distrito 13. Hasta ahora una leyenda, el 13 sobrevivió bajo tierra los bombardeos del Capitolio y ahora planean servirse de Katniss como la mejor arma de la que podían disponer: una figura propagandística que inspire a los rebeldes. Encerrada en un Distrito para el que la guerra aún no ha terminado, y  harta de ser parte de planes que no comprende, esta accede a ser la Sinsajo con dos condiciones: Peeta, y los demás Tributos prisioneros del Capitolio serán rescatados y perdonados públicamente. E, independientemente de la política de racionamiento, su hermana tendrá derecho a quedarse con su gato Buttercup.
 
 
Esta serie ha mantenido en todo momento una estética muy cuidada, y sobre todo, muy adecuada a cada situación. La última parte, además de no ser una excepción, confirma esto último: después de una introducción, la película comienza con un simple fundido en negro y el título en letras blancas, austero y que recuerda a un tipo de cine muy distinto, pero que a la vez va acorde con el nuevo escenario. La escenografía de lo correspondiente al Distrito 13, el vestuario de los figurantes y la actitud de los personajes recuerda mucho al cine de distopías. Más concretamente, a Metrópolis de Fritz Lang y a la versión de 1984 de John Hurt. Tras ver las secuencias de los habitantes del distrito acudiendo en masa a sus trabajos, o las hileras de estos escuchando los vídeos de propaganda y los discursos, da la impresión de que en la realización tenían muy claras las imágenes que querían imitar.
 

Durante dos películas me quejé de los uniformes de pintor escayolista. Ahora han optado por ponerles los cascos de Daft Punk
 
Comparada con las anteriores, el ritmo de esta es mucho más pausado, pero no aburrido. Han hecho un buen trabajo a la hora de trasladar el material original a la pantalla: este consistía principalmente en los miedos y apreciaciones de la protagonista. La narración subjetiva se notaba demasiado, y en este caso, han optado por compensar con más secuencias de otros personajes, intentando desarrollar más toda la trama política a través de sus secundarios. Además hicieron un trabajo bastante bueno a la hora de sintetizar determinadas situaciones, sustituyendo el papel que tenían determinados secundarios por otros personajes principales, y explayando un poco más la relación entre Katniss, su hermana, y la personalidad de la madre de estas, algo que de cara al desenlace es bastante importante. Bueno, y todas y cada una de las secuencias relativas al gato. Que por motivos evidentes considero de máxima prioridad.
 

Precisamente ese ritmo pausado sirve también para aportar más solidez a la parte dramática: varios planos de la protagonista, de otros personajes, mucho más demacrados que en las entregas anteriores, y especialmente, casi todas las secuencias de ejecuciones, bombardeos y sus consecuencias contribuyen a dar un aire más real y presentar a la protagonista como alguien muy poco heróico que sufre por momentos los efectos del estrés postraumático.
 

En cambio, es imposible no preguntarse si todo esto hacía falta. La película es muy dinámica, aun siendo la más lenta y parada de las tres entregas, y también la más breve, con solo dos horas. La mayor parte del tiempo se nota que se está viendo un guión con contenido, y no algo para alargar la franquicia. Pero, teniendo en cuenta la extensión del libro original, es probable que sintetizando un poco más podría haber quedado una historia completa, cerrando la serie de una forma más concisa, en lugar de alargarla un año más con lo que seguramente sea un despliegue de medios y de unas cuantas secuencias dramáticas a mayores. Pero de momento no voy a preocuparme por lo que vendrá porque, de momento, esta parte me ha gustado tanto como las anteriores.
 
Y sin motivo aparente, un vídeo. Por algún motivo, esta canción de Queen quedaría muy bien en el Distrito 13

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